Vaciar la supone un gasto extra de dinero y de tiempo: hacerlo o no depende de lo que pacten ambas partes, aunque hay ciertos matices comunes
Muchas viviendas a la venta están amuebladas, ya que mientras el propietario intenta venderla está viviendo en ella. Esto puede ser beneficioso para la operación: quizá aumente el atractivo de la casa, especialmente si está decorada con gusto y buen estado.
Si finalmente se cierra la compraventa, muchos propietarios se preguntan si hay obligación de vaciar la casa antes de hacer efectivo el cambio de titularidad. Hacerlo podría suponer un gasto extra en dinero y tiempo, sobre todo a la hora de sacar muebles o electrodomésticos que son difíciles de desplazar o que están fijos en la vivienda. ¿Qué dice la ley al respecto? Resolvemos las dudas.
¿Se está obligado a vaciar una casa a la hora de venderla?
La ley no fija nada sobre esta cuestión. En cambio, tendrás que dejar en la casa todo lo que hayas concretado en el anuncio, que no lo que aparezca, por ejemplo, en las fotografías. Si has ofertado tu casa comentando que se incluyen los electrodomésticos, tendrías que dejarlos. Además, tendrás que dejar los enseres que aparezcan reflejados en el contrato de compraventa.
Por poner otro ejemplo, si la casa se oferta con aire acondicionado, deberás dejar los aparatos instalados. De no hacerlo, el comprador podría reclamarlo, ya que se está vendiendo una cosa que no es cierta.
¿Qué se debe dejar en la casa?
Aunque la ley no lo específica, existe un entendimiento general sobre ciertos aspectos. En la cocina, se suelen dejar electrodomésticos integrados como la vitrocerámica, el horno o la campana extractora, mientras que el frigorífico, la lavadora o el lavavajillas son más fáciles de trasladar y, por lo tanto, se los suele llevar el vendedor. Sin embargo, es frecuente que algunos propietarios decidan dejar la cocina equipada para facilitar la venta o porque los electrodomésticos no se ajusten a su nueva vivienda.
En una compraventa de inmuebles, se sobreentiende que deben permanecer elementos básicos como el retrete, la bañera, los grifos, las conexiones eléctricas y la instalación de calefacción. Estos son componentes esenciales que no es práctico ni razonable retirar, como las bañeras empotradas o las calderas. De hecho, la retirada de estos elementos podría generar un deterioro sustancial en la vivienda.
Cualquier cosa susceptible de generar malentendidos es mejor comentarlo con la otra parte.
Negociar lo que se queda en la vivienda
Los bienes y enseres de la casa anunciados deben quedarse, pero cualquier otro elemento puede ser objeto de negociación. Por ejemplo, si el vendedor planea llevarse los muebles y electrodomésticos, pero el comprador está interesado en adquirirlos, ambas partes pueden acordar un precio adicional, que se sumará al valor de la propiedad, para quedárselos.
Por otro lado, se puede pactar que el vendedor deje totalmente vacía la vivienda para la operación, algo que puede resultar muy útil en aquellos casos en los que el inmueble se vaya a reformar. De este modo, el comprador no tendrá que despejar la casa por sus propios medios.
Vicios ocultos en los muebles y enseres
Cabe destacar que, si la casa se vende finalmente con ciertos muebles o enseres, estos han de funcionar. Si se acuerda vender la cocina y sus electrodomésticos añadiendo un extra al precio de la compraventa y luego resulta que no funcionan, el nuevo titular podría reclamar al vendedor por vicios ocultos. Por ejemplo, si se vende la casa con lavadora y no funciona, el comprador podría reclamar la parte proporcional del precio total correspondiente a este electrodoméstico.