Claves para convertir la vivienda en una renta II

Hipoteca inversa

La hipoteca inversa permite a los mayores de 65 años obtener una renta mensual de la vivienda en propiedad, sin cederla al banco mientras vivan. El banco concede una suerte de crédito inverso al propietario, por el que la entidad pagará una renta mensual equivalente a alrededor del 50% del valor de tasación de su casa. Si el anciano fallece sin haberlo consumido, los herederos tendrán la opción de pagárselo al banco para evitar que la entidad se quede con la casa.

Utilizar la propia vivienda para obtener un préstamo es una de las fórmulas más evidentes con las que obtener ingresos adicionales que completen la pensión de jubilación. Esta alternativa, conocida como hipoteca inversa, cuenta con una legislación propia en España (aprobada en 2007) y es ampliamente utilizada en otros países (en Reino Unido se realizaron en 2017 cerca de 40.000 operaciones de este tipo). Sin embargo, aún se utiliza muy poco: en 2017 se cerraron solo 31 transacciones de este tipo. Ahora, con la recuperación del mercado inmobiliario y la mayor presión sobre las cuentas de la Seguridad Social, vuelve a cobrar relevancia.

Esta fórmula permite seguir viviendo en la propia residencia, hasta el fallecimiento mientras se va disponiendo de fondos. Son los herederos quienes deben decidir sin cancelar la hipoteca con sus propios recursos, vender la casa para devolver el préstamo o constituir una nueva hipoteca. Si el crédito no se devuelve, la entidad que prestó se quedaría con la casa.

Nuda propiedad

La opción de vender la casa en que se reside a cambio de poder seguir viviendo en ella hasta el fallecimiento es lo que se conoce como venta de la nuda propiedad.

El propietario renuncia a la titularidad y conserva únicamente el usufructo de por vida, mientras que el comprador solo podrá hacer efectivo el disfrute de la casa, cuando el inquilino fallezca. Esta fórmula, sobre la que no hay estadísticas oficiales ni en el INE y en el Registro de la Propiedad, está teniendo un crecimiento exponencial en ciudades como Madrid o Barcelona.

“El perfil de vendedor es una persona de entre 75 y 80 años. Es una solución para mejorar la calidad de vida de muchísima gente que necesita más dinero para su jubilación, o que ha de afrontar deudas o ayudar a sus hijos.

El hecho de que el comprador no podrá disfrutar de la vivienda hasta que el inquilino-vendedor fallezca implica necesariamente un descuento sobre el precio de mercado, que puede ser de hasta el 50% respecto al precio de mercado y para vendedores que ronden los 70 años o inferior al 20% cuando el vendedor supera los 90 años.

Así, cuanto más valiosa sea la vivienda, más dinero podrá obtener para su jubilación el vendedor, a cambio de renunciar a la propiedad de su casa y de dejarla a sus herederos.

No hay tasación independiente y el precio de venta está sujeto a la negociación habitual entre comprador y vendedor.

El vendedor, que no tendrá que tributar por la ganancia patrimonial, asumirá el impuesto de plusvalía municipal y los gastos de comunidad y el comprador, el IBI y las posibles derramas extraordinarias que puedan surgir.

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