El refugio donde la vida se disfruta sin prisas
En el corazón de la pedanía de Barranda, muy cerca de Caravaca de la Cruz, se levanta un chalet que parece haber sido creado para quienes buscan algo más que una vivienda: un lugar donde la calma, la elegancia y la naturaleza se encuentran en perfecto equilibrio.
Oasis
Desde el exterior ya se intuye su carácter único. La parcela, con más de 7.000 metros cuadrados completamente vallados, se abre como un pequeño universo privado: un jardín cuidado al detalle, una gran piscina que brilla bajo el sol, rincones para el juego, un huerto que conecta con la tierra y hasta una coqueta casa de madera que aporta encanto y funcionalidad. Cada elemento está pensado para invitar al disfrute y al sosiego, para que cada día se convierta en una experiencia plena.
Zona de día
La vivienda, con sus 130 metros cuadrados de superficie, transmite desde el primer paso esa sensación de hogar que es difícil describir, pero fácil de sentir. El recibidor, con armario empotrado, abre camino a un salón amplio y luminoso, presidido por una chimenea que convierte los inviernos en estaciones cálidas y acogedoras. Grandes ventanales lo comunican con el porche, un espacio de 22 metros cuadrados distribuidos en dos ambientes, perfecto para desayunar contemplando el amanecer, para largas sobremesas familiares o para dejar que las tardes se escapen lentamente entre conversaciones y risas.
La cocina, amplia y completamente equipada, es un lugar donde la vida se cocina también en forma de recuerdos. Su acceso directo al comedor y al exterior hace que todo fluya con naturalidad, convirtiendo cada encuentro en un momento especial.
Zona de noche
La zona de descanso es un refugio de calma: cuatro dormitorios dobles, todos con armarios empotrados y ventiladores en techo. Dos de ellos gozan del privilegio de tener su propio baño en suite, proporcionando privacidad y comodidad. La luz, siempre generosa, llena cada estancia, creando una atmósfera serena y alegre que invita al descanso.
Calidades
El chalet, además, se distingue por la calidad de sus acabados: suelos de gres que aportan resistencia y calidez, carpintería de pino que transmite nobleza, ventanas climalit que garantizan aislamiento y confort, calefacción eléctrica para el invierno y placas solares que suman eficiencia y sostenibilidad. Un amplio garaje con buhardilla añade funcionalidad, ofreciendo espacio extra para almacenamiento o nuevos proyectos.
Pero lo que hace realmente especial a esta propiedad no son solo sus dimensiones, ni sus calidades, ni siquiera su ubicación privilegiada. Lo que la convierte en un lugar único es la sensación de pertenencia que transmite. Porque aquí, cada rincón cuenta una historia y cada detalle invita a imaginar una vida plena: mañanas soleadas junto a la piscina, tardes de lectura en el porche, huertos cuidados con mimo, noches de chimenea y charlas sin prisa bajo las estrellas.
Este chalet no es simplemente una casa. Es un sueño hecho espacio, un refugio donde el tiempo parece detenerse y donde lo importante cobra todo su sentido: vivir bien.
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