Al tener que tasar una vivienda para conocer su valor para una venta, alquiler o diferentes motivos, es posible que pensemos, una vez obtenido el resultado de la valoración, que se ha tasado la propiedad por debajo del valor que tiene. ¿A qué puede deberse esto? ¿A una minusvaloración por parte de la tasadora? ¿O es que la vivienda se ha devaluado, o simplemente nunca valió lo que se supuso?
Inicialmente, hay que tener en cuenta que precio real de un inmueble va en paralelo de lo que los expertos inmobiliarios denominan el “valor emocional” que los propietarios pueden darle. No debe basarse el precio de una vivienda en ese “valor emocional” que pueda tener porque, sencillamente, no hay forma de medida o comparativa con el mercado, por lo que está sujeto a la subjetividad de cada persona y no es un valor de medida económicamente hablando.
Aún con esto, es posible que algún vendedor prefiera tantear el mercado poniendo un precio de salida considerando aspectos personales relacionados con la vivienda. Si bien puede hacerse esto y, si no se vende, comenzar a bajar el precio progresivamente hasta equipararse en precio con la media de inmuebles de condiciones similares, hay que tener en cuenta que bajar el precio numerosas veces puede ser contraproducente de cara a los portales inmobiliarios, ya que esto hará que se posicione negativamente en estas webs.
Es recomendable empezar poniendo el precio de mercado que aconsejan los expertos.