A un piso ‘made in Spain’ se le reconoce por dos cosas, tres si añadimos las persianas: el toldo verde (de hecho, ya hay algún estudio al respecto) y el gotelé. Basta ponerse a buscar una vivienda para alquilar o para comprar, para percatarse de que casi todas las paredes interiores de la casa llevarán gotelé.
Pero, ¿dónde tiene su origen esta técnica? En los años 60, en pleno éxodo masivo de los pueblos a las ciudades, el mercado inmobiliario creció un 40%. Era la época del desarrollismo bajo el paraguas del Plan de Estabilización franquista de 1958, que originó un boom urbanístico. Evidentemente, no se construía con mimo sino a toda prisa, y en esa época apareció el gotelé. Esta técnica de pintura y acabado en grano permitía ocultar las imperfecciones de las paredes, que había muchas dadas las prisas por levantar pisos. Tanto camufla las imperfecciones que incluso, si la pared no es recta o tiene algún desnivel, con el gotelé pasará prácticamente desapercibido.
A día de hoy son muchos los que aborrecen el gotelé (aunque también hay diseñadores que lo reivindican): No tiene la aceptación que tuvo en su momento entre otras cuestiones porque son paredes que almacenan más polvo al quedar retenido en sus rugosidades. Además, no suele ser posible poner sobre el gotelé papel de vinilo para decoración, ni se puede bañar con luz indirecta una pared desde un foso ya que el efecto no es el deseado, creando do luces y sombras que dan aspecto anticuado.
De ahí que sean muchos los que buscan quitarlo de sus paredes, pero, ¿cómo se hace? ¿Es complejo? ¿Puedes hacerlo tú mismo o es más conveniente que acudas a un profesional?
Para quitar el gotelé debemos considerar cuál es la razón por la que se aplicó, normalmente es por la falta de planeidad de la pared. Esto es importante saberlo porque si los desperfectos son muy notables, las paredes se deberán maestrear de nuevo con yeso siendo una partida extraordinaria a tener en cuenta. Así que ojo, porque puede ser peor el remedio que la enfermedad, al menos, en cuanto a gastos.
Hay dos técnicas para quitarlo: lijando y rascando la pared, o bien ocultándolo con masillas especiales que lo cubren.
Veamos la primera: lijado de las paredes. El gotelé es una pintura muy densa y bien agarrada por lo que debemos usar una lijadora mecánica capaz de reducir toda la capa de pintura hasta llegar al yeso. Este trabajo tiene el inconveniente que levanta mucho polvo por lo debemos proteger muy bien las vías respiratorias y los ojos. No sirve de mucho proteger el resto de estancias o los muebles del polvo porque se generan partículas muy pequeñas. Lo ideal sería tener una lijadora con aspirador y mojar las paredes para reducir el polvo es suspensión.
Una vez esté eliminado, hay que maestrear la pared con yeso, escayola etc, con el acabado que desees. “Es importante que esté bien seca antes de pintar”.
Y ahora veamos la otra técnica: quitar el gotelé cubriendo la pared: Se trata de enmasillar las pared con una pasta cubregotelé (masilla o yeso fino). Antes de aplicar esta pasta hay que rascar bien la pared ya que el gotelé va a servir de soporte a esta masilla. Lo positivo de esta técnica es que podemos darle planeidad al muro si no es muy acusada la imperfección y evitamos el tener que mojar las paredes y generar el polvo del lijado para eliminarlo. Se deberán lijar al final de su aplicación pero para evitar pequeñas imperfecciones producidas por la llana al aplicarlo.
Esta técnica es la más recomendable y la más usada.