Te proponemos diez lugares paradisíacos sin salir de tu casa.
Humor Inmobiliario
1. El congelador. El calor apremia, las noches son infernales… ¡Y tienes un lugar fresquito en tu casa! Pasa unos días dentro del congelador, ese gran desconocido. Además, si eres un amante del submarinismo, podrás observar ejemplares de gambas congeladas. Y si eres más de montaña, también podrás acariciar unos “nuggets” de pollo.
2. El pasillo. Es un peaje para ir del comedor a la cocina. Siempre pasamos por ahí pensando en el destino final, pero pocas veces nos fijamos en el viaje, el trayecto. El pasillo contiene algunas atracciones a nuestro alcance a las que nunca prestamos atención: el cuadro con la foto de boda de tus padres, un maravilloso recuerdo de Ceuta que te trajeron tus primos… Además, por su distribución, ofrece una leve corriente de aire, que es muy agradecida en estos meses. ¡Planta una tumbona en el pasillo y a disfrutar!
3. El recibidor. Un balcón al mundo sin salir de casa. Observa tu entorno como si fuera una película gracias al videoportero automático. Mucho mejor que el cine, ya que puedes interactuar con los protagonistas. Descarga tu ira contra los turistas que pasan delante de tu casa gritando “Tourists, go home!”. Critica a tus vecinos cuando entren a la portería. El recibidor no es únicamente ese lugar donde dejas el paraguas cuando llueve: es una fábrica de sueños.
4. Detrás del sofá. O un viaje al pasado para conocer culturas milenarias. Descubrirás qué comiste hace un año, dónde estaba el mando del penúltimo modelo de televisor que compraste o con qué monedas pagabas antes del euro. La vegetación típica del lugar, bolas de pelusa, permiten dormir cómodamente al raso moldeándolas hasta formar un lecho de polvo y pelos, como si estuvieras viviendo en Murcia.
5. El despacho. Reconócelo: montaste un despacho para trabajar, pero nunca lo has usado para tal propósito. La comodidad de usar el iPad desde el sofá hace que el despacho sea uno de esos lugares que tienes pendientes de visitar pero nunca encuentras el momento. Organiza los clips y los “post-it” que compraste cuando decidiste ser más productivo. Vive como un auténtico salvaje cuando descubras que, tras comprar la mesa, la silla y las estanterías que necesitabas para trabajar, la señal del Wifi no llega bien hasta esa habitación.
6. El cuarto de los contadores. Para los más exploradores, existe una opción de viaje que implica salir de casa, pero no mucho. La aventura comienza al intentar adivinar qué vecino tiene la llave de los contadores. Deberás poner tu mente a prueba para recordar quién es el presidente de la escalera. Y una vez la consigas, entonces sí, prepárate para la diversión: armado con una linterna, investiga qué vecino consume más electricidad, o el cerdo que menos agua gasta. ¡Diversión sin fin!